Trastorno de pánico

 

A lo que más miedo tengo es al miedo mismo.

MICHEL DE MONTAIGNE

El trastorno de pánico exige la existencia de ataques de pánico inesperados y recurrentes. El ataque de pánico vendría a ser la aparición brusca de un miedo intenso acompañado de algunos síntomas fisiológicos, como palpitaciones, temblor, dolor en el pecho, asfixia…. El DSM IV exige 4 síntomas para el diagnóstico del ataque, entre los cuales también se recogen síntomas cognitivos como el miedo a morir o volverse loco y la desrealización. Debe hacer aparición de forma brusca y alcanzar su pico máximo en los primeros 10 minutos.

Los ataques de pánico (o crisis de angustia) suelen ser muy habituales en la población, pero no así el trastorno. Para ser diagnosticado como trastorno, se requiere que existan ataques inesperados y recurrentes, y que al menos uno de ellos se haya seguido durante un mes de quejas, preocupación por las consecuencias del ataque, y de un cambio significativo en la conducta relacionada con los mismos. El mayor problema que suele darse en el trastorno de pánico no son los ataques, sino el miedo a sufrirlos, desarrollándose una ansiedad anticipatoria o miedo al miedo.

En ocasiones, el individuo asocia ese miedo o ansiedad  con estímulos externos, situaciones en las que piensa que es difícil escapar o recibir asistencia en caso de tener un ataque. Se acaban desarrollando conductas de evitación y puede desembocar en lo que se conoce como agorafobia. Algunas de las situaciones más comúnmente evitadas por agorafóbicos son  los espacios cerrados, viajar en transportes públicos, hacer cola, teatros, restaurantes, centros comerciales, estar en un puente, estar sentado en la peluquería, estar solo fuera de casa o en lugares concurridos…

El trastorno de pánico puede darse con o sin agorafobia y es también posible la existencia de agorafobia sin historia de trastorno de pánico.

A continuación se presenta un test basado en los criterios diagnósticos de crisis y trastorno de pánico.

 

 Test de Crisis de Pánico

 

Este Test esta basado en los Criterios de Diagnóstico de Crisis y Trastorno de Pánico, modificados y adaptados para su mejor comprensión, de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-IV-TR). 

 

  NO
A. ¿Padece usted de miedo, pánico o malestar intenso, de aparición temporal y aislada, que se inicia bruscamente y alcanza su máxima intensidad en los primeros 10 minutos?.    

B. ¿La crisis está acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas?

- Palpitaciones (percepción del latido cardíaco), sacudidas del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca:

- Sudoración:

- Temblores o sacudidas musculares:

- Sensación de ahogo o falta de aliento/aire:

- Opresión en el pecho o malestar torácico:

- Nauseas (ganas de vomitar) o molestias abdominales:

- Inestabilidad, mareo o desmayo:

- Sensación de irrealidad o de estar separado de si mismo:

- Miedo a perder el control o volverse loco:

- Miedo a morir:

- Hormigueos o sensación de entumecimiento en brazos o piernas:

- Escalofríos o sofocaciones:

   

C. Al menos una de las crisis de ha seguido durante 1 mes (o más) de uno (o más) de los siguientes síntomas:

- Inquietud o ansiedad persistente por la posibilidad de tener más crisis:

- Preocupación por las implicaciones de la crisis o sus consecuencias (por ejemplo: perder el control, sufrir un infarto de miocardio o "volverse loco"):

- Cambio significativo en el comportamiento o conducta debido a las crisis:

   

 

Si ha respondido que SI al criterio A, a por lo menos a 3 de los ítems del criterio B y por lo menos a 1 ítem del criterio C, Usted cumple con algunos criterios de diagnóstico de Crisis de Pánico. 

Debe concurrir a un médico psiquiatra o psicólogo para que le confirme el diagnóstico de Trastorno de Pánico y los dos criterios que se detallan a continuación:


D. Las crisis de pánico no se deben a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (por ejemplo: drogas de adicción o medicamentos) o a una enfermedad médica (por ejemplo, hipertiroidismo).

E. Las crisis de pánico no pueden explicarse mejor por la presencia de otro trastorno mental, como por ejemplo fobia social, fobia específica, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno por estrés postraumático, etc. 

Este test sólo tiene un carácter orientativo, por lo que no sustituye a ningún diagnóstico. Únicamente un médico psiquiatra o psicólogo puede realizarlo. Es pues imprescindible la consulta a un profesional.

 

Técnicas para afrontar el trastorno de pánico

 

 

-Entrenamiento en respiración

El entrenamiento en respiración es una de las técnicas más empleadas para el pánico y consiste en la realización de una respiración lenta y diafragmática, pues la hiperventilación es un síntoma bastante común en los ataques de pánico. La eficacia de la técnica puede deberse al control de la respiración en si mismo o por servir como estrategia distractora. En todo caso, es muy posible que se produzca una mejora en el control percibido, lo cual aumenta la sensación de tener la situación controlada.

 

-Relajación aplicada

Esta técnica consiste en realizar una primera fase de entrenamiento en relajación muscular progresiva, como la explicada en el apartado de técnicas de relajación dentro de métodos y técnicas. Por tanto, el primer paso es aprender a relajar los grupos musculares por separado, partiendo de una tensión previa. Posteriormente se pasa a realizar ejercicios de relajación sin tensión, y tras unos 15 días de práctica se pasará a realizar una relajación diferenciada y por señales hasta ser capaz de relajarnos en cualquier circunstancia y de manera rápida, sin necesidad de gran concentración.

 

-Exposición interoceptiva

Mediante esta técnica, que podéis encontrar más detallada en el apartado correspondiente a las técnicas de exposición, se debilita la asociación entre las señales corporales específicas y las reacciones de pánico. Desde este planteamiento los ataques de pánico se entienden como alarmas aprendidas o condicionadas ante determinadas señales físicas y el procedimiento a seguir consiste en simular una crisis de pánico, inducir los síntomas relacionados con la crisis, tales como ejercicios cardiovasculares, la inhalación de dióxido de carbono y la hiperventilación, o girar en una silla.

 

Diez reglas para afrontar el pánico.

1. Recuerde que las sensaciones no son más que una exageración de las reacciones corporales normales al estrés.

2. No son, en absoluto, perjudiciales ni peligrosas; solamente desagradables. No sucederá nada peor.

3. Deje de aumentar el pánico con pensamientos atemorizadores sobre lo que está sucediendo y a dónde podría conducir.

4. Observe lo que está sucediendo realmente en su cuerpo justamente ahora, no lo que usted tema que pudiera pasar.

5. Espere y deje tiempo al miedo para que se pase. No luche en contra ni huya de él. Simplemente acéptelo.

6. Observe que cuando usted deja de aumentarlo al añadir pensamientos atemorizadores, el miedo comienza a desaparecer por sí mismo.

7. Recuerde que el objetivo principal de la práctica es aprender cómo afrontar el miedo, sin evitarlo.

Por tanto, esta es una oportunidad de progresar.

8. Piense en el avance que ha conseguido hasta ahora, a pesar de todas las dificultades. Piense en lo satisfecho que estará cuando lo consiga esta vez.

9. Cuando comience a sentirse mejor, mire a su alrededor y empiece a planear qué va a hacer a continuación.

10. Cuando esté preparado para continuar, comience de forma tranquila, relajada. No hay necesidad de esfuerzo ni prisas.

Nota. Tomado de Mathews, Gelder y Johnston (1981, pág. 183).

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