Trastorno de Ansiedad Generalizada

 

La característica principal del trastorno es un sentimiento de ansiedad de carácter persistente, insidioso y generalizado. Para ser diagnosticado, el DSM-IV requiere “ansiedad y preocupación excesivas, al menos 6 meses, sobre diversas situaciones y actividades” y “dificultades para controlar las preocupaciones”, además de exigir un mínimo de 3 síntomas somáticos como inquietud, fatiga, dificultad de concentración, irritabilidad, tensión muscular, alteraciones del sueño…

El elemento central del trastorno es la preocupación y suele coexistir con otros trastornos de ansiedad y del estado de ánimo.

Llamamos Preocupación Excesiva a un estado de preocupación intenso, persistente y difícil de controlar, que perturba el normal desenvolvimiento de quienes lo sufren y, como se comprenderá, el de aquellos que los rodean.

Los contenidos de tal preocupación son aquellos comunes de la vida cotidiana: la salud o seguridad propia o de miembros de la familia, el futuro, la economía, el rendimiento laboral, lograr cumplir a tiempo con diversas obligaciones, llegar en horario a las citas. Incluso, muchas veces, responde a cuestiones de menor importancia, como un desperfecto en la casa o en el auto.

Esta preocupación lleva a quienes la padecen a vivir en un permanente estado de tensión y de alerta (que se refleja en cansancio fácil, irritabilidad, impaciencia, inquietud, contracturas musculares, sueño poco reparador y dificultad para concentrarse), siempre anticipando la posibilidad de que ocurran hechos negativos en el futuro próximo. Por ejemplo:

 

  • Si deben salir con el auto una noche de lluvia, creen que es altamente probable que ocurra un accidente.
  • Si algún integrante de la familia demora en llegar, suponen que algo serio le habrá pasado, ¡aunque sólo lleve unos minutos de retraso!
  • Si se han levantado con dolor de cabeza, ¿quién les garantiza que no sea la primera señal de un tumor en el cerebro, o de una meningitis?

 

Estos ejemplos ilustran de manera clara dos tipos de distorsiones en el modo de pensar y percibir o evaluar la realidad: la sobre-estimación de la probabilidad de que ocurran eventos negativos y el pensamiento catastrófico. La primera de ellas se refiere a la tendencia a creer en una exageradamente alta probabilidad de que ocurran, en cualquier momento, hechos negativos, tales como enfermedades, accidentes, o problemas serios de cualquier tipo. El pensamiento catastrófico, por otra parte, describe la convicción de que los sucesos negativos futuros serán muy serios o graves, y que no se podrá hacer frente a ellos. 

Es decir, la persona con un Trastorno de Ansiedad Generalizada, cree que vive en un mundo amenazante, difícil de controlar, y se considera a sí misma como sin recursos suficientes para afrontar los problemas.
Suelen ser exageradamente responsables e hipercríticos. Es común que se ocupen de más cosas de las que les corresponden, al considerar que los demás no lo hacen como deberían (es decir, "como ellos lo harían").

Los pacientes con TAG, debido a sintomatología física difusa (molestias que van y vienen sin conformar una enfermedad), al mal dormir, a las contracturas, o al frecuente agotamiento, visitan con asiduidad los consultorios médicos de diversos especialistas, en busca de un alivio que no llegará hasta que el diagnóstico acertado oriente el camino terapéutico a seguir.

 

A continuación podemos rellenar el siguiente cuestionario para saber cuál es nuestro nivel de ansiedad.

 

TEST DE ANSIEDAD

Puntúa cada una de las sensaciones (síntomas de ansiedad) que aparecen a continuación según el grado de intensidad.

 

1 No, nunca

2 Un poco

3 Bastante

4 Sí, siempre

 

  1 2 3 4
Encuentro dificultad para relajarme        
Siento cansancio fácilmente        
Me siento ansioso todos o casi todos los días        
Me preocupo demasiado por problemas cotidianos        
Tengo dificultad para concentrarme         
Me siento al borde de la desesperación        
Me despierto por las noches        
Siento agobio continuamente        
Tengo dolor y tensión muscular         
Tengo la boca seca        
Siento malestar por mi ansiedad        
Sufro temblores, sacudidas del corazón o taquicardias         
Temo perder el control o volverme loco/a        
Sufro mareos y sensación de desmayarme         
Siento miedo e inseguridad         
Opresión en el pecho y dificultad para respirar        
Me siento inquieto/a y nervioso/a        
Tengo dificultad para conciliar el sueño         
Me preocupo desmesurada y continuamente         
No puedo controlar mi ansiedad         
Siento hormigueo e insensibilidad en manos y piernas         
Estoy irritable        

 

 

A continuación, suma la puntuación de todas las sensaciones (valores 1 2 3 y 4) para saber cual es tu nivel de ansiedad.

 

De o a 22 puntos

Tu nivel de tolerancia a los problemas es bueno en general, no representa un grave problema para ti. No te preocupes.

De 22 a 44 puntos

En ocasiones tu nivel de ansiedad aumenta pero no repercute en tu rendimiento (social, laboral o personal) ni te impide llevar a cabo tu vida de forma normal. Tranquilo.

De 44 a 66 puntos

Excesivo. Notas que no puedes desarrollar de forma normal tu vida diaria y que afecta a tu funcionamiento y a tus relaciones personales y en tu trabajo.

De 66 a 88 puntos

Convives diariamente con un muy alto nivel de ansiedad. Experimentas de forma continua crisis o incluso ataques de pánico. No puedes llevar a cabo una situación de forma normal. Consulta con un especialista y realiza ejercicios como la relajación o la respiración.

 

Este test sólo ofrece orientación y carece de valor diagnóstico. Si consideras que experimentas algunos de estos síntomas, consulta siempre a un especialista.

 

Técnicas para afrontar el Trastorno de Ansiedad Generalizada

 

-Entrenamiento en manejo de ansiedad

Esta técnica, de Suinn y Richardson, enfatiza el aprendizaje de la relajación como elemento central para disminuir la aversividad de la respuesta de ansiedad. El objetivo es identificar las sensaciones y señales de ansiedad internas cognitivas, emocionales y fisiológicas, en especial los primeros signos de activación para reaccionar a las misma mediante la habilidad de relajación. Normalmente se usa la relajación muscular progresiva, y a través de su práctica se desarrolla una habilidad de afrontamiento adecuada para la ansiedad, que permite un mayor autocontrol sobre las respuestas ansiosas. Uno de los puntos clave de la técnica es aprender a darse cuenta de las señales internas de la activación ansiosa, de manera que al percibir las señales se pueda poner en práctica la habilidad de relajación.

 

-Exposición funcional cognitiva

Esta técnica está pensada para aplicarla a aquellas preocupaciones referidas a acontecimientos altamente improbables que no se apoyan en la realidad y que no se pueden modificar (ej. enfermedad crónica de un ser querido.) El procedimiento requiere hacer una  jerarquía de imágenes relacionadas con aquello que tememos que ocurra y según su grado de amenaza. Posteriormente debemos describir las imágenes en tiempo presente. Finalmente se graban las descripciones detalladas, para después escucharlas a través de auriculares al tiempo que intentamos mantener la imagen hasta que la ansiedad vuelva a su nivel mínimo. El objetivo de esta técnica es conseguir la habituación o reducción de la activación fisiológica y emocional tras la presentación repetida del estímulo temido.

 

-Reevaluación de la preocupación

Las personas que sufren de ansiedad generalizada tienden a sobrestimar las ventajas e infraestimar las desventajas del preocuparse, por eso es conveniente elaborar una lista de preocupaciones  y anotar las ventajas y desventajas de cada una de ellas. 

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