Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos psiquiátricos más frecuentes en la etapa de la infancia y la adolescencia, con un impacto cada vez mayor en los ámbitos familiar, educativo y social.
El TDAH es el problema de salud mental diagnosticado con más frecuencia en niños. Se identifica en un 3-5% de niños en edad escolar y es más frecuente en varones. A menudo, los niños con este trastorno son incapaces de prestar atención a una tarea concreta durante un período prolongado, suelen ser hiperactivos o inquietos y, en general, son desorganizados e impulsivos. Algunos niños presentan sobre todo problemas para mantener la atención, otros son primordialmente hiperactivos e impulsivos y otros tienen problemas en ambas áreas. En ocasiones, sacan malas notas en la escuela y son lentos para desarrollar habilidades sociales.
Criterios para el diagnóstico de Trastorno por déficit de atención con hiperactividad |
A. Existen 1 ó 2:
Desatención:
2. seis (o más) de los siguientes síntomas de hiperactividad-impulsividad han persistido por lo menos durante 6 meses con una intensidad que es desadaptativa e incoherente en relación con el nivel de desarrollo:
Hiperactividad
B. Algunos síntomas de hiperactividad-impulsividad o desatención que causaban alteraciones estaban presentes antes de los 7 años de edad.
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TRATAMIENTO DEL TDAH
El tratamiento farmacológico se está convirtiendo en el más extendido para tratar a los niños con TDHA. Se basa en la administración de psicoestimulantes, concretamente anfetaminas o metilfenidato. Estas substancias aumentan la dopamina y la noradrenalina (neurotransmisores ligados a las funciones de placer, movimiento y atención). A pesar de ser psicoestimulantes, tienen un efecto relajante en niños con TDHA, puesto que éstos ya no necesitan buscar la estimulación de forma externa.
Puesto que se trata de una medicación que afecta al Sistema Nervioso, sólo debería aplicarse cuando no existan más opciones de tratamiento, cuando haya un diagnóstico absolutamente claro, y cuando la vida del niño esté siendo realmente afectada por el trastorno. Estas precauciones se deberían incrementar cuanto menor edad tenga el niño, y no darse en ningún caso a niños de edad pre-escolar que están en pleno desarrollo de su sistema nervioso.
Estos medicamentos tienen algunos efectos secundarios, como son: falta de apetito, insomnio, cefaleas, humor deprimido, irritabilidad, tics nerviosos o erupciones cutáneas, entre otros.
El tratamiento psicológico del TDAH se basa en el enfoque cognitivo-conductual, utilizando algunas técnicas operantes como la economía de fichas y los contratos de contingencias, tratadas en el apartado de métodos y técnicas. Estas técnicas de modificación de conducta están destinadas a aumentar la intensidad o frecuencia de los comportamientos positivos, o eliminar conductas inapropiadas. El objetivo principal es controlar la impulsividad típica de las personas con TDAH, así como mejorar las habilidades sociales y la capacidad de reflexión.
Dada la complejidad de este trastorno, sólo un tratamiento multidisciplinar, que contemple la realidad particular de cada niño, así como toda su esfera emocional, social y física, puede realmente mejorar un cuadro que suele llegar a consulta con un despliegue demasiado amplio para atenderlo mediante un solo enfoque.
El papel de los padres
Independientemente de los tratamientos profesionales, los padres pueden realizar cambios si consideran que su hijo presenta una inquietud excesiva, un exceso de impulsividad o baja capacidad de atención:
1. Establecer rutinas adecuadas. Y ello implica tanto respetar los horarios de comida, sueño,…como limitar la TV y los videojuegos, así como dedicar un tiempo diario a una actividad dedicada al niño (se recomienda un mínimo de media hora dedicada solo a él: para jugar, hablar, leer,…)
2. Actividades adecuadas: Es importante atender adecuadamente el ritmo del niño; pensar no solo en los horarios más adecuados para él, sino en qué tipo de actividades le proponemos en cada momento: motoras, perceptivas,…
3. Alimentación saludable:
- Desayuno completo (leche, cereales, fruta,…)
- Alimentos con hierro: carnes, legumbres, verduras verdes,…(una vez al día)
- Disminuir el consumo de alimentos con grasas y azúcares (snacks, patatas fritas, golosinas, galletas rellenas, helados, zumos, pizzas,…)
- Tener una especial precaución con el consumo de bebidas de gaseosas, sobre todo de cola.
4. Dar la posibilidad al niño de ejercer una actividad extraescolar adecuada a sus intereses: deporte, música, teatro, danza,…Este tipo de ejercicios permiten desarrollar habilidades sociales, emocionales y de autocontrol motor, que habitualmente quedan en un segundo plano en la educación escolar.
5. Comunicación adecuada:
- Asegurarnos siempre de que cuando le damos una directiva nos está escuchando (por ejemplo estableciendo contacto visual y evitando que en ese momento haya estímulos distractores)
- No caer en la repetición excesiva. Intentando que las directivas sean lo más simples posibles y de una en una.
- Encontrar el momento adecuado para comunicarnos con él, empezando por escucharle sin interrumpirle. No es positivo caer en una comunicación dónde nosotros sólo preguntamos y él sólo responde.
La importancia de un buen diagnóstico.
Si se realiza un buen diagnóstico diferencial, probablemente contribuimos a no tratar a todos los niños como hiperactivos, ya que, cuando lo hacemos, además de correr el riesgo de medicarlos de forma innecesaria, estamos impidiendo solucionar problemas que quizá han quedado encubiertos tras un falso diagnóstico.
Para ello, es necesario evitar el sesgo de la sociedad actual de considerar muchos de los comportamientos habituales de los niños como enfermedades en sí mismas. No obstante, si finalmente se diagnostica el TDAH, la elección del tratamiento resulta de vital importancia. Es aquí donde, de nuevo, es necesario evitar la búsqueda de cambios rápidos y soluciones milagrosas, que en muchas ocasiones llevan a medicaciones innecesarias en los niños.
El TDAH en los adultos
El TDAH en los adultos sigue los mismos criterios que para los niños. Para poder diagnosticar el TDAH en un adulto es preciso:
- Que el trastorno esté presente desde la infancia, como mínimo desde los 7 años.
- Debe persistir una alteración clínicamente significativa o un deterioro en más de un área importante de su actividad (social, laboral, académico o familiar).
En los adultos se manifiestan principalmente los síntomas de inatención y de impulsividad ya que la hiperactividad se sabe que disminuye con la edad y, si en los niños se manifiesta como una necesidad de correr y de movimiento observable, en los adultos cambia la expresión del síntoma apareciendo como un sentimiento subjetivo de inquietud.
Con respecto al rendimiento académico, tienden a lograr una menor formación académica. Presentan problemas de adaptación y disciplina en el ámbito escolar. En cuanto a las dificultades en el aspecto laboral suele tener que ver con el control de impulsos y la inatención. También se han observado alteraciones en la habilidad de conducción, asumiendo más riesgos, más temeraria, más accidentes, etc. Se han descrito también mayores dificultades en las relaciones personales y en las relaciones de pareja. Del mismo modo existen en los adultos con TDAH más trastornos psiquiátricos comórbidos y consumo de sustancias.
Según la recomendación de Murphy y Gorden para realizar una evaluación del TDAH se han de responder a cuatro preguntas relevantes:
1.- Evaluar si existe evidencia de relación entre los síntomas de TDAH en la infancia y un deterioro posterior significativo y crónico en distintos ámbitos.
2.- Relación entre los síntomas del TDAH actuales y el deterioro en los distintos ámbitos.
3.- Si hay otra patología que justifique mejor el cuadro clínico que el TDAH.
4.- Si se cumplen los criterios de TDAH ¿con qué comorbilidad?.
Es clave para el diagnóstico conocer los síntomas propios del trastorno y los que pueden ser debidos a la patología comórbida.
Una de las escalas retrospectivas de síntomas más utilizadas en el ámbito anglosajón es la WURS (Wender UTA Rating Scale). Es un cuestionario autoaplicado de 61 ítems. A continuación mostramos dicha escala con los 25 ítems (en negrilla cursiva) seleccionados por su capacidad de discriminar a los pacientes adultos con antecedentes de TDAH en la infancia. Se ha demostrado su consistencia interna y su estabilidad temporal.
WURS
DE PEQUEÑO YO ERA ( O TENÍA) | Nada en absoluto o casi nada | Un poco | Modera-damente | Bastante | Mucho |
1. Activo, no paraba nunca | |||||
2. Miedo de las cosas | |||||
3. Problemas de concentración, me distraía con facilidad | |||||
4. Ansioso, preocupado | |||||
5. Nervioso, Inquieto | |||||
6. Poco atento, “en las nubes” | |||||
7. Mucho temperamento, saltaba con facilidad | |||||
8. Tímido, sensible | |||||
9. Explosiones de genio, rabietas | |||||
10. Problemas para terminar las cosas que empezaba | |||||
11. Testarudo, cabezota | |||||
12. Triste, deprimido | |||||
13. Imprudente, temerario, hacia travesuras | |||||
14.Insatisfecho con la vida, no me gustaba hacer ninguna cosa | |||||
15. Desobediente con mis padres, rebelde,contestón. | |||||
16. Mala opinión de mí mismo | |||||
17. Irritable | |||||
18. Extravertido, amigable, me gustaba la compañía de los demás. | |||||
19. Descuidado, me organizaba mal. | |||||
20. Cambios de humor frecuentes: alegre, triste | |||||
21. Enfadado | |||||
22. Popular, tenía amigos | |||||
23. Me organizaba bien, ordenado, limpio | |||||
24. Impulsivo, hacía las cosas sin pensar. | |||||
25. Tendencia a ser inmaduro | |||||
26. Sentimientos de culpa, remordimientos | |||||
27. Perdía el control de mí mismo | |||||
28. Tendencia a ser o a actuar irracionalmente | |||||
29. Poco popular entre los demás chicos, los amigos no me duraban mucho, no me llevaba bien con los demás | |||||
30.Mala coordinación, no hacía deporte | |||||
31. Miedo a perder el control | |||||
32. Buena coordinación, siempre me escogía de los primeros para el equipo. | |||||
33. Un chicazo ( sólo si es mujer) | |||||
34. Me escapaba de casa | |||||
35. Me metía en peleas | |||||
36. Molestaba a otros niños | |||||
37. Líder, mandón | |||||
38. Dificultades para despertarme | |||||
39. Me dejaba llevar demasiado por los demás | |||||
40. Dificultad para ponerme en el lugar de otros | |||||
41. Problemas con las autoridades en la escuela, visitas al jefe de estudios. | |||||
42. Problemas con la policía | |||||
43. Dolor de cabeza | |||||
44. Dolor de estómago | |||||
45. Estreñimiento | |||||
46. Diarrea | |||||
47.Alergia a alimentos | |||||
48. Otras alergias | |||||
49. Me orinaba en la cama | |||||
50. En general un buen estudiante, aprendía rápìdo | |||||
51. En general un mal estudiante, me costaba aprender | |||||
52. Lento para aprender a leer | |||||
53. Leía despacio | |||||
54. Dislexia | |||||
55. Problemas para escribir, deletrear. | |||||
56. Problemas con los números o las matemáticas | |||||
57. Mala caligrafía | |||||
58. Capaz de leer bastante bien pero nunca me gustó hacerlo | |||||
59. No alcancé todo mi potencial | |||||
60. Repetí curso ¿ cual?………………………………. | |||||
61. Expulsado del colegio ¿ qué cursos…………….) |
CONCLUSIONES
- El TDAH se inicia en la infancia y en más de un 50% perdura en la edad adulta.
- Es un diagnóstico validado para los adultos.
- Está infra diagnosticado y por tanto incorrectamente tratado.
- Existen instrumentos válidos de evaluación para hacer un buen diagnóstico diferencial.
- El tratamiento multidisciplinar es lo más eficaz para el manejo y remisión de síntomas.
- El metilfenidato muestra su eficacia en el tratamiento con adultos, y dentro de los no estimulantes la atomoxetina.
- La intervención psicológica ayuda a afrontar los problemas emocionales, cognitivos y conductuales propios.
- El tratamiento cognitivo conductual ha demostrado ser el más eficaz de la intervención psicológica.