Estrategias a entrenar

 

Estrategias para mantener y manejar relaciones sociales

-          Preguntas con final cerrado/abierto: es mejor hacer preguntas abiertas, pues el que responde tiene un elevado grado de libertad para decidir qué contestar.

-          La mirada: Si miramos a nuestro interlocutor conseguiremos mayor respuesta que si estamos mirando hacia otro lado, esto es un indicativo de que seguimos la conversación y de que nos interesa. Sin embargo hay que tener en cuenta que un exceso de contacto ocular muy fijo y continuo puede resultar molesto a nuestro interlocutor. Si retiramos la mirada estamos indicando desinterés, timidez, sumisión o sentimientos de superioridad.

-          La postura: La postura es la posición que adoptan los miembros (brazos y piernas) de una persona con respecto a cuerpo, los cual influye en la disposición que tiene este en el espacio. La postura de nuestro cuerpo es algo que nuestro interlocutor percibe a simple vista y que con lleva un mensaje. El tener los brazos cruzados se ha asociado con una actitud defensiva, mientras que la distención y relajación de los brazos trasmite una actitud confiada. El mantener una conversación con alguien que mantiene sus brazos cruzados puede indicarnos que la persona no pretende cambiar sus planteamientos.

-          La escucha: la escucha activa se da cuando manifestamos ciertas conductas que indican que claramente estamos prestando atención a la otra persona, como verbalizaciones cortas, asentimientos de cabeza, sonrisas, contacto ocular directo, postura atenta…

-          Las pausas terminales: cuando se agota un tema de conversación superficial se produce una larga pausa en donde no hay ningún tipo de reacción. Si no se rescata la conversación, ésta se terminará o vagará sin rumbo. Una forma de rescatarla sería una frase de este tipo “a propósito de lo que estuvimos hablando antes de todo esto…”

-          Los  silencios: todas las conversaciones conllevan períodos breves de silencio. Hay que saber manejar la ansiedad causada por ellos, normalizando la situación y atribuyendo nuestra ansiedad, no al silencio sino a nuestras autoverbalizaciones negativas hacia él.

 

Procedimientos defensivos

Los procedimientos defensivos se suelen emplear cuando tratamos de rechazar algo, de defendernos del otro individuo (defendiendo nuestro espacio, nuestro tiempo, etc.) o, en general, de interrumpir un patrón de interacción destructivo e injusto, reemplazándolo por una comunicación justa y mutuamente respetuosa.

-          El disco rayado: para hacer peticiones o rechazar una petición poco razonable. Consiste en la repetición continuada del mensaje central que queremos transmitir sin dar razones o excusas (“No, no me parece buena idea”, “No, no lo considero oportuno”)

-          La aserción negativa: cuando uno se siente atacado y se ha equivocado, hay que admitir el error y cambiar rápidamente a verbalizaciones positivas. Hay que aceptar nuestros errores o faltas. (“es verdad, tienes razón”)

-          El recorte: es apropiado si nos sentimos atacados y no estamos seguros de haber cometido un error (contestamos sí o no de forma escueta, esperando que el otro aclare el asunto)

-          Separar los temas: Separar los diferentes temas, para ser más capaces de discriminar lo que la otra persona nos está pidiendo, de modo que podamos formular una respuesta apropiada, sin necesidad de dejar las cosas sin resolver.

-          Desarmar la ira: ignorar el contenido del mensaje airado y concentrarse en el hecho de que la otra persona está enfadada ( “Veo que estás enfadado y quisiera hablar sobre ello. Sentémonos, tomemos un café y hablemos”)

-          Ofrecer disculpas: hace que reconozcamos los sentimientos de la otra persona, permitiendo que se sepa que nos hemos dado cuenta de lo que sucedió.

-          Preguntas: para ayudar al otro a darse cuenta de una reacción impulsiva (¿Estás molesto por algo?)

-          Banco de niebla: se envía el mensaje al otro de que puede que tenga razón pero sin decir que la tiene, añadiendo “…pero lo siento, no puedo hacer eso”. Se basa en que si nos resistimos a las críticas ayudamos a generar más argumentos en contra, mientras que si no lo hacemos provocamos que se extinga la conducta.

-          La interrogación negativa: ayuda a suscitar críticas sinceras en los demás. Se trata de solicitar más críticas para que la otra persona se harte (saciación). “¿Hay algo más que no te gusta?”