Personalidad límite

 

Se trata de personas muy inestables e impulsivas, con cambios muy rápidos e intensos. Pueden parecer personas bipolares y suelen tener comportamientos auto-lesivos o amenazas suicidas. Suelen tener una imagen de sí mismos muy inestable y sentimientos crónicos de vacío.

Estas personas pueden idealizar a quienes se ocupan de ellos o a sus amantes las primeras veces que se tratan, pedirles que estén mucho tiempo a su lado y compartir muy pronto los detalles más íntimos. Sin embargo, cambian rápidamente de idealizar a los demás a devaluarlos, pensando que no les prestan suficiente atención, no les dan demasiado o no «están» lo suficiente. Estos sujetos pueden empatizar y ofrecer algo a los demás, pero sólo con la expectativa de que la otra persona «esté allí» para corresponderles satisfaciendo sus propias necesidades o de mandas.

Puede haber una alteración de la identidad caracterizada por una notable y persistente inestabilidad en la autoimagen o en el sentido de uno mismo. Se presentan cambios bruscos y dramáticos de la autoimagen, caracterizados por cambios de objetivos, valores y aspiraciones profesionales. Pueden producirse cambios bruscos de las opiniones y los planes sobre el futuro de los estudios, la identidad sexual, la escala de valores y el tipo de amistades.


Para su tratamiento hay que poner mucho énfasis en el pensamiento dicotómico, pues es el que les lleva a hacer evaluaciones extremas, y por ende, a experimentar emociones extremas. Poner a prueba sus pensamientos y mejorar su asertividad para expresar las emociones de forma más adecuada. La mejoría en estos aspectos fortalecerá su sentido de identidad. Hay que fomentar un tipo de relaciones más estrechas con los demás.

 

A continuación, una serie de creencias y estrategias de defensa desarrolladas por este tipo de personas:

 

Creencias sobre sí mismos y sobre los demás

  • “Soy malo, no sirvo para nada”
  • “Nadie puede quererme, no soy bueno”
  • “No hay caso conmigo, estoy fuera de control”
  • “Soy incompetente”
  • “Soy débil y vulnerable”
  • “Soy una víctima”
  • “Los demás son fuertes”
  • “Los demás pueden hacerme daño”
  • “Los demás son superiores”
  • “Los demás me rechazarán y abandonarán”
  • “Si evito los desafíos, voy a estar bien (pero si los acepto, voy a fracasar)”
  • “Si dependo de los demás, voy a estar bien (pero si no dependo, no voy a sobrevivir)”
  • “Si hago todo lo que los demás quieren, tal vez se queden conmigo por un tiempo (pero si no les agrado, me van a abandonar pronto)”
  • “Si soy hipervigilante al daño que los demás pueden hacerme, puedo protegerme (si no, voy a resultar herido)”
  • “Si castigo a los demás cuando estoy molesto, me puedo sentir más poderoso y, tal vez, controle su conducta en el futuro (pero si no lo hago, me voy a sentir débil y pueden hacerme daño de nuevo)”
  • “Si reduzco mis emociones negativas, voy a estar bien (pero si no, me voy a desmoronar)”

 

Estrategias de defensa

  • Desconfiar de los demás.
  • Culpar a los demás.
  • Evitar los desafíos.
  • Depender de los demás.
  • Someterse demasiado a los demás o dominarlos.
  • Evitar las emociones negativas.
  • Hacerse daño cuando las emociones son intensas.
  • No equilibrar las necesidades de uno mismo con las de los demás.
  • No buscar explicaciones benévolas para las conductas de los demás.
  • No resolver problemas interpersonales.
  • No persistir en actividades difíciles.

 

 

■  Criterios para el diagnóstico de Trastorno límite de la personalidad

 

Un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la afectividad, y una notable impulsividad, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:

 

(1)    esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado. Nota: No incluir los comportamientos suicidas o de automutilación que se recogen en el Criterio 5

(2)    un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación

(3)    alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable

(4)    impulsividad en al menos dos áreas, que es potencialmente dañina para sí mismo (p. ej., gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida). Nota: No incluir los comportamientos suicidas o de automutilación que se recogen en el Criterio 5

(5)    comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamiento de automutilación

(6)    inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (p. ej., episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y rara vez unos días)

(7)    sentimientos crónicos de vacío

(8)    ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (p. ej., muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes)

(9)    ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves

 

 

 

El vídeo que se presenta a continuación muestra una entrevista con una persona afectada por este trastorno, en la que explica algunos de sus síntomas más significativos.

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