Codependencias fuera

 

La codependencia emocional se podría definir como un trastorno psicológico en el que la persona vive para y por los demás, teniendo una excesiva tendencia a resolver los problemas de otros aunque no se lo pidan. Este tipo de personas buscan sentirse necesitadas, y por tanto, en muchas ocasiones acaban relacionándose con personas problemáticas.
Es más frecuente encontrar este tipo de trastornos en las mujeres y puede estar relacionado con el hecho de haber crecido con vacíos afectivos o en familias disfuncionales, o en las que uno de los padres sufre de alcoholismo o algún otro tipo de adicción.
La baja autoestima resulta ser causa y efecto de la codependencia. La persona codependiente vive buscando satisfacer las necesidades de los demás, pero a cambio también espera cariño y reconocimiento. Cuando no lo obtiene, la frustración y la desvalorización se apoderan de ella, lo cual genera todavía mayor codependencia.
En estos casos es importante buscar ayuda profesional, pues el trastorno suele llevar a dificultades con la pareja, con los amigos, con el trabajo y en general con todo tipo de interacción social. Es necesario que estas personas se atrevan  a asumir mayor autonomía y se liberen del miedo a ser independiente.
El método expuesto a continuación es el propuesto por Salvador A. Carrión López en su libro “Autoestima y desarrollo personal con PNL”. Tiene una gran efectividad y es muy recomendable, se puede realizar igualmente aunque no seamos codependientes, pues no perjudica en absoluto.

Se recomienda realizar la práctica en un lugar tranquilo, donde durante 30 ó 40 minutos nada ni nadie nos puedan molestar.
Tome un asiento cómodo y lleve a cabo una relajación previa. Para su efectividad debería realizarse con la mayor precisión siguiendo las pautas que se indican.


1.    Identificar la persona con la que creemos existe codependencia. Piensa en esa persona con la cual crees ser codependiente o sientes estar excesivamente involucrado. Imagina que la tienes frente a ti, de pie, como si estuviese ante ti en este mismo instante. Ahora imagínate o visualiza, como mejor lo hagas, que te aproximas a ella y das una o dos vueltas a su alrededor, observándola detenidamente. Experimenta las sensaciones que te provoca su cercanía. Percátate de todos aquellos sentimientos que se producen en vuestra relación, sobre todo de aquellos que encuentres excesivos.
2.    Aléjate un poco de ella y vuelve a situarte enfrente suyo, a una distancia de dos metros aproximadamente. Ahora haz que tus sensaciones de estar conectados se materialicen en un lazo físico de unión con esta persona. Transforma en algo físico, material, esa sensación excesiva de conexión de dependencia. Esa materialización podría ser una cuerda, una haz de luz, una raíz o cualquier cosa que parta del cuerpo de uno al del otro. Fíjate bien en ese lazo, de dónde parte, cómo es su grosor, su dureza, su forma en general. Valora cómo sería vuestra relación sin ese enganche, pero no lo deshagas todavía.
3.    Pregúntate interiormente por las cosas que te satisfacen de esta otra persona, por aquellos valores que la hacen especial para ti, por todo lo que de positivo te aporta, por todo lo que ella tiene, que tú careces y de los que te nutres, y qué beneficios te supone contar con ese apoyo. Toma nota de todo ello, pero sólo de los valores positivos que te aporta.
4.    Ahora gira un poco tu cabeza hacia la derecha, y ahí, te vas a imaginar, vas a construir una imagen aproximadamente a un metro del otro, a su derecha, de ti mismo, crea esa imagen tridimensional, lo más nítida posible. Imagínate tal como serías si ya hubieses evolucionado más allá de tu nivel actual de realización, de autonomía y positividad. Este otro tú ya ha resuelto todos los asuntos que estás abordando ahora. Es valioso, generador de energía y protector, y puede darte lo que realmente quieres. Y ahora, además de esos valores que has dado a esa imagen de ti mismo, añádele a esa imagen aquellas cualidades, valores, capacidades que más aprecias de la otra persona. Siente cómo sería ese tú mismo si poseyera, además de los valores que ya tiene, los que resultan tan obvios para ti en el otro.
5.    Ahora vuelve a centrar tu atención en la imagen de la persona que estaba frente a ti. Observa ese enganche que te ata a ella. A continuación te vas a imaginar que coges un instrumento cortante (un cuchillo, unas tijeras, una hoz, lo que se te antoje, algo que sea capaz de cortar ese enganche, rápidamente y de un solo golpe) y, cuando estés dispuesto, vas a cortar de un solo tajo ese vínculo material que habías creado. A continuación notarás que el trozo de ese vínculo que corresponde al otro se introducirá en su cuerpo hasta que no quede rastro material de ese fragmento. Tú, entonces, vas a orientarte hacia la imagen de ti mismo evolucionada y a conectarte con ella mediante la parte que te queda a ti, creando una unión, un enganche como el que tenías con la otra persona. ¿Estás preparado? De acuerdo. Toma el instrumento cortante y corta el vínculo. Ahora vas a ir aproximándote a la imagen de ti mismo, dejando que el vínculo se encoja y os acerque, hasta que te fundas con tu propia imagen de ti mismo evolucionado. Disfruta, durante el acercamiento y la fusión, del logro de ser interdependiente con alguien en quien puedes confiar plenamente: tú mismo. Recibe de ti mismo lo que habías deseado de la otra persona y lo que suponen todos esos valores y cualidades de tu propio ser evolucionado. Fíjate ahora en la otra persona y percátate de que a partir de este momento, estáis ambos en mejor posición para llevar una relación en la que los dos tenéis un mayor sentido del sí mismo, y que esta nueva perspectiva os permite estar incluso más presentes, uno frente al otro, habiéndoos liberado del yugo de ser codependientes.

 

Búsqueda personalizada